Movimientos vecinales en Las Torres

Primeras viviendas, urbanización y movimientos vecinales.

La ciudad, hasta ese momento, había tenido históricos problemas de viviendas, sobre todo para aquellas personas pertenecientes a la clase trabajadora y que, en estos momentos, estaban fuertemente ligadas a los cultivos, a la aparcería y al sector portuario. Este contingente humano, no sin sacrificio obtuvieron unos mínimos ingresos, que les permitieron en un determinado momento la adquisición de solares a un bajo precio en la periferia de la ciudad, edificando en ellas numerosas casas “terreras”.

Las primeras viviendas que se instalan en el barrio de Las Torres, lo harán de una manera aislada, determinada por la presencia de viviendas en el interior de las fincas, así como por la posibilidad de la adquisición de los solares, en aquellas zonas que no eran productivas desde el punto de vista agrícola.

Primeras viviendas en fincas en Las Torres

“Estaba «Mastro» Pancho, que tenía otra parcela ahí, donde está el Bar Pancho Quintana, toda esa parcela de ahí, era de él. Después la otra parcela que está por allá, eran de unos panaderos que eran de Guanarteme, después «Chanito» Falcón tenía una casita que la compró también, que trabajaba junto con mi padre. También «Francisquita» y «Mastro» Tomás… esas eran las casas que había aquí y después por la parte de abajo eran la de Carmelito «el negro», que era árabe, «Solita» y nada más…dos casas solas las que había por la banda de allá. (…) En Las Torres Bajas había 6 casas, ahora mismo te digo… «Siñorginio”, Benito, dos, Clarita, tres, Lolita, cuatro, La alemana, cinco, Josefita, seis y… Don Alfredo…esas son las casas que había en Las Torres Bajas, no había más casas”.

D. José Angulo Rodríguez.

Todas estas viviendas, tenían una tipología similar, marcada por la autoconstrucción y el trabajo aportado por la comunidad que les rodeada, en las famosas “juntas” o “echar un techo”, los cuales normalmente tenían lugar los domingos, ya que solía ser el único día festivo. Este carácter grupal y colaborativo, es sin duda alguna, una de las claves que nos permiten entender el concepto de arraigo y apego a la vecindad, desarrollando con ello un ejercicio de solidaridad entre la propia comunidad.

“Este solar era de mi padre y el quería venderlo, cuando nos casamos se lo compramos a mi padre y lo fuimos construyendo, como antes… de «apoquito», según podíamos, mi marido navegando y yo aquí”

Dña. Carmen Tavío Melián.
Vecinos celebrando tras la jornada de trabajo, ayuda mutua en la autoconstrucción.

De entre todas estas primeras viviendas localizadas en el barrio de Las Torres, debemos destacar una, que por su tipología constructiva siempre llamó poderosamente la atención, estando esta realizada en madera y situada en la zona de Las Torres Altas. Esta casa se alejaba de la tipología de viviendas construidas en madera y que tan reconocidas fueron en barrios como el de La Isleta, sino que la ubicada en Las Torres, conformaba una tipología inédita por el siguiente motivo:

“Unos de Agaete, en la parcela que tenían aquí, se trajeron la torre de la almenara del vigía del Puerto de La Luz y de Las Palmas… y se la trajo «pa cá«

D. José Angulo Rodríguez
Antigua torre de vigía del Puerto de La Luz, base de una casa en Las Torres

Esta imagen no solo nos permite conocer de primera mano la vivienda realizada en madera, sino que nos acerca a la situación en la que se encontraba en ese momento el barrio de Las Torres, predominado por la ausencia total de infraestructuras básicas. 

En cuanto a los equipamientos y dotaciones necesarios para el barrio, se convertirán en los auténticos “caballos” de batalla de los vecinos y vecinas del barrio, causa directa de la creación de los diferentes movimientos vecinales y por ende de las asociaciones. 

Algo tan simple como el acceso al agua, se convertiría en el primer problema para el desarrollo del barrio, así como el de mantener unas condiciones mínimas y aceptables de habitabilidad.

Estas primeras casas construidas por iniciativa privada, carecieron de agua corriente en un primer momento, pero desde que los propietarios tuvieron oportunidad hicieron la acometida necesaria, no porque el Ayuntamiento realizara la instalación de la tubería sino por propia iniciativa de los propietarios de las viviendas.

“Los que vivíamos aquí, teníamos que pagar un canon o comprar parte de las tuberías que venían de arriba para darle el agua a las casas. La gente aquí lo hacía con aljibes, que cogían el agua de esa tubería. (…) Luego ya vino el agua… pero en principio era eso, con aljibe, después claro… no todo el mundo hacía un aljibe. Había una tal, Agustinita, que tenía una casa con un aljibe grande, y después ella vendía el agua a los que no tenían aljibe”

D. Pedro Alberto Hernández Barreto y D. Manuel Santana Travieso.

“La primera urbanización, la hizo D. Vicente Marín, primero compró allí, aquello era una «laera», allí nunca se había producido nada… antiguamente los barranquillos que corrían el agua de lluvia arrastrando la tierra, e hicieron las terreras aquellas grandísimas. Entonces D. Vicente Marín compró aquello, lo allanó todo, lo amuralló todo y plantó plataneras, pero de aquellas plataneras…, yo creo que no se llegó a comer un plátano (risas)… y entonces como las plataneras no se le dio, plantó pepinos. (…) y cuando se cansó de los pepinos, cogió aquello y construyó la urbanización. La urbanización hace cincuenta o cincuenta y pico de años que está hecha… no tiene más.

D. José Angulo Rodríguez

Esta urbanización, se trató del primer conjunto de viviendas edificadas expresamente para la venta y fabricadas con capital privado que se realizó en el barrio de Las Torres. La prensa recoge una noticia alusiva a su construcción, debido a un accidente producido mientras un joven realizaba las tareas de encalado del frontis de la urbanización.

Pese a la creación de esta urbanización y el crecimiento de viviendas de autoconstrucción durante la década de finales de 60, el barrio seguirá contando con los mismos problemas de ausencia de alcantarillado, agua, luz, etc… 

A principio de los años 70 del pasado siglo, será cuando se apruebe en sesión extraordinaria del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, los contratos y adjudicaciones de la electrificación del barrio de Las Torres, con un importe de 2.042.000 pesetas, adjudicado en esta ocasión a D. Enrique Delgado.88 

La inauguración de este alumbrado público, tendrá lugar un año después mediante la instalación de 65 puntos de luz, asistiendo en el acto, el alcalde D. Jesús Pérez Alonso.89Debito al constante crecimiento del barrio, el Ayuntamiento se verá obligado a realizar un proyecto de ampliación de electrificación para el barrio de Las Torres, presupuestado en esta ocasión en 1.308.646 pesetas.

Cuando ya éramos medios «pollillos» (…) nos metimos en el movimiento vecinal y empezamos con el barrio a trazar las calles, a asfaltarlas, a ponerles el alcantarillado, siempre con el beneplácito de Luis Berger del Castillo, que era el técnico del ayuntamiento y con Juan Rodríguez Doreste que era el alcalde, y claro…ya empezamos… nos tuvimos que convertir en una empresa de construcción para poder poner el alcantarillado y el asfalto, todo ello pagado por los vecinos, que se pagaba un dinero por cada metro de frontis que tenía la casa y se empezó a poner el alcantarillado y asfaltar, eso lo hemos pagado todos nosotros, salvo la dirección técnica que la llevaba Luis Berger del Castillo y Liberato Bernárdez Cabrera que fue un directivo que estaba con nosotros”

D. Pedro Alberto Hernández Barreto y D. Manuel Santana Travieso.

Con respecto al alcantarillado, una de las demandas más importantes del barrio, no se realizará la contratación para la obra e instalación de este servicio hasta principios del año 1978, teniendo un coste de 5.800.000 pesetas y en la cual se realizará la conexión a la red municipal.92 Siendo aprobadas en el mes de julio de 1979.

Publicación en La Provincia, de la aprobación de obras en los barrios, incluidas Las Torres.

“El que nos ayudó y nos apoyó para hacer todo esto fue Doreste. D. Juan y sus concejales, venían cada dos por tres al barrio. D. Juan Rodríguez Doreste, nos ayudó muchísimo, quizás se podría decir, que el fue el promotor de todo esto, ya que puso a disposición nuestra a los técnicos del Ayuntamiento para nosotros hacer las casas… y buenos técnicos, Antonio Santana y Don Luis Bergel del Castillo. Ellos venían aquí, nosotros nos comprometimos a poner dinero para el alcantarillado… como asociación de vecinos, recogíamos el dinero, le pagábamos al personal, los materiales y ellos nos ponían las máquinas”.

D. Antonio Barrionuevo González.

Juanito «El Alemán» y la comunidad alemana en Las Torres.

El contingente poblacional que comienza a poblar el barrio se caracterizará por sus zonas de procedencia, siendo tradicionalmente este oriundo de las cumbres y medianías de la isla, así como vecinos de la Isleta, la cual sufría graves problemas de vivienda debido al aumento significativo de su población. 

Pese a tener características comunes a otros barrios de reciente construcción vinculadas al poblamiento proveniente de la emigración de interior, observamos como todos los informantes, hacen alusión a un personaje de vital importancia en la construcción del barrio, Juanito “El Alemán”.

“Juanito el alemán, tenía la parcelita aquella, donde estaba la Asociación de Vecinos, que pega con la iglesia y el parquito chico que hicieron allí, eso era todo lo de Juanito el alemán (…). Lo del alemán, fue que vendió aquello, no lo vendió, nos lo dio cedido a nosotros para coger el solar para la asociación de vecinos. Pues Juanito el alemán, dio la construcción de la sociedad, también el dinero de la sociedad y la casa donde vivía Juanito, se la dio a una tal Ana Mari, que fue quien los atendió a el y a la mujer en los últimos momentos (…) Los padres de Juanito el Alemán, los conocí yo también, que eran alemanes y venía de vacaciones aquí a «Ca» el hijo, que la hicieron ellos, los viejos…”

D. José Angulo Rodríguez.
D. Antonio Barrionuevo y Juanito el Alemán (derecha). Foto cedida por el primero.

Juanito el Alemán (derecha de la foto), junto a D. Antonio Barrionuevo, recordado con especial cariño, no solo por ceder los terrenos que serían la sede de una de las asociaciones más importantes del barrio, sino por el carácter colaborativo y participativo, para cubrir cualquier necesidad.

“Aquí el único coche que había por si había que ir a urgencia, era el de Juanito el alemán, que como estaba ahí, más cerquita de la carretera, cada vez que pasaba algo… a llamar a Juanito el alemán”

D. Manuel Santana Travieso.

El movimiento vecinal y las demandas del barrio.

Detrás de todas las obras llevadas a cabo por el consistorio municipal, se esconde las diferentes presiones vecinales, primeramente, a título individual hasta que con el paso de los años se constituyeron en asociaciones de vecinos.

«En la época de Ortiz Wiot y luego con Juan Rodríguez Doreste, se pone de acuerdo con nosotros y llegamos a un acuerdo en una reunión con ellos, que si la asociación de vecinos se hacía cargo de que las calles fueran todas de diez metros, que no se metiera nadie ni más «pa» dentro, ni más «pa» fuera, pues se podía fabricar…con la mano izquierda, sin permiso ni nada, solo que no se hiciese más de tres plantas y que las calles se permitieran de diez metros… pues a raíz de ahí, pues la asociación de vecinos se convirtió en la Concejalía de Las Torres (…), y Las Torres, empezó a crecer, crecer… y la claro la gente… «coño», que en Las Torres están dejando fabricar y claro «to» el mundo «pa rriba«

D. Manuel Santana Travieso.

Como observamos en la anterior declaración, el peso del movimiento vecinal, adquirirá en Las Torres, unas dimensiones sociales, culturales y estratégicas particulares, teniendo en numerosas ocasiones un poder de decisión, que en pocos lugares se había producido.

Entre las primeras asociaciones que se constituyen, podemos destacar la de la Asociación de Vecinos de Las Torres, la cual fue constituida el 2 de enero de 1975. El papel de estos movimientos, ha quedado perfectamente plasmado en la prensa de la época, manifestando los problemas del barrio. 

A principios de 1976, ya el movimiento vecinal reivindicaba las siguientes necesidades: 

  • Jardines, alumbrado público, solar para levantar una parroquia, colegio para el barrio, urbanización en Torres Altas y Bajas, donde faltan aceras, asfaltados, cloaca, etc. Así mismo, en la exposición de necesidades figuraban los terrenos para el ocio, locales re reuniones para la juventud, guardería, vigilancia y seguridad y un mejor servicio de transporte. 
  • La cuestión del acceso al colegio nacional Extremadura, que se encuentra en las cercanías de La Feria del Atlántico, el cual se halla en mal estado y a una distancia considerable del núcleo poblacional de Las Torres. 
  • Por otra parte, los desagües de Las Torres Altas, producen malos olores, ratas, mosquitos y peligros para la salud, pidiendo a cada vecino la cantidad de ocho mil pesetas por metro de alcantarillado. 
  • Destacan también la ausencia de seguridad y vigilancia tanto nocturna, como diurna, produciéndose constantemente robos de coches y motos. 
  • Especial demanda vecinal, recae en el papel de la preocupante juventud que, ante la falta de ocio, ocupan su tiempo en el consumo de drogas, de ahí la necesidad de contar con un equipamiento específico para esta población. 

El movimiento vecinal y sus demandas, van a más allá de la propia solicitud de mejoras, sino que como se ha visto reflejado, acuden a un grupo de alumnas en práctica de Asistentes Sociales, para la realización de un cuestionario sobre el estado del barrio de Las Torres Altas, realizando con ello un censo de toda la población, así como un cuestionario en el que se hacía alusión al barrio. Las preguntas que se realizaron fueron las siguientes (con sus respuestas por orden de importancia):

¿Qué echa de menos en el barrio?¿Cuál es el problema del barrio?¿Quién cree que debe solucionar los problemas?
Carreteras – Calles Transporte.
Luz.
Colegios.
Alcantarillado.
Guardería.
Parques.
Asistencia médica.
Ausencia de centros educativos.
Falta de higiene.
82% los vecinos y sus asociaciones.
18% el Ayuntamiento.

Estos datos, especialmente los de la pregunta ¿quién cree que debe solucionar los problemas del barrio?, demuestran el total arraigo y fuerza que tienen los movimientos vecinales en el barrio de Las Torres.

Asociaciones juveniles

Dentro de estos movimientos vecinales, también se generó con el paso de los años, el nacimiento de secciones juveniles. Estos se centraban en la animación socio-cultural de los más jóvenes del barrio, dando lugar a que en junio de 1984, se constituyese el Club Juvenil Acorayta.

Acorayta Asociación Juvenil Las Torres

Las acciones de estos colectivos, se enfocaban en la dinamización entre lo festivo, educativo y deportivo, por lo que constantemente organizaban fiestas de carnavales, verbenas, talleres infantiles y charlas-coloquios sobre cuestiones que fuesen del interés de la mayoría. Otras acciones que organizaban, se centraban en la limpieza y puesta a punto del barrio a través de la recogida de basura por el barrio, creación de una biblioteca, así como la edición de una revista titulada “taginaste”.

Estas ganas puestas por numerosos jóvenes del barrio, quedarán plasmadas en la creación de cuerpos de bailes, orquestas, corales, agrupaciones folclóricas, etc., siendo porque no decirlo, uno de los barrios más musicales de Las Palmas de Gran Canaria.

Continúan las protestas y las acciones.

El estado de Las Torres en los primeros años de la década de 1990, es prácticamente el mismo que en el pasado. El alumbrado público es penoso, ya que algunas de las farolas están ya inclinadas y otras se encuentran directamente en el suelo. Los jóvenes aprovechan la nueva plaza de Las Torres Altas para el uso de las motos y como lugar de esparcimiento de los “colgados”, impidiendo por lo tanto el disfrute del resto de los vecinos. La situación de los jardines y de las escasas zonas verdes, es un auténtico caos, ya que tienen que ser los propios vecinos, los que realicen las tareas de poda, mantenimiento y riego de los mismos.

Protestas vecinales del barrio de Las Torres en la prensa, enero 1990.

Las denuncias ante la inseguridad del barrio, así como el estado de sus infraestructuras serán una constante lucha en el barrio, apareciendo un nuevo foco de conflictividad vecinal, debido a la creación de la Urbanización Industrial de Lomo Blanco.

Esta lucha vecinal, se verá reforzada en el primer momento por la comisión de Urbanismo del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, la cual aprobaría el dictamen favorable al Plan Parcial de ampliación del polígono industrial de Lomo Blanco, en el que entre otras medidas, incluía la prohibición de la instalación de “industrias que produzcan ruidos, polvo o cualquier otro efecto incompatible con la proximidad de las viviendas”, incluyendo dentro de esta medida algunas alegaciones presentadas por la Asociación de Vecinos de Torres Altas. 

En Lomo Blanco Las Torres no se podrán instalar industrias que produzcan humos.

Entre otras de las medidas acordadas, se incluyó también el establecimiento de una franja de 40 metros de zona verde como “colchón” entre el terreno dedicado a actividades industriales y las viviendas, “de tal manera que la incidencia en el medio ambiente fuera mínima”. Así como el acuerdo con el P.G.O.U. entre vecinos y el ayuntamiento para “mantener el carácter de la zona, porque de otra manera aparecen complejos que modifican el paisaje urbano”.

A lo largo de 1990, se puede observar en la prensa, como serán numerosas las empresas que informan del cambio de dirección, todas ellas localizándose en la nueva zona industrial de Lomo Blanco. 

Las denuncias ante el daño que ocasionan el tráfico rodado de vehículos pesados, así como el incumplimiento del P.G.O.U., serán causa de una dilata disputa vecinal. 

Otro uso que generó ríos de tinta en la prensa insular en la zona industrial Lomo Blanco, fue el de la localización del potrero municipal, razón por la cual la comunidad vecinal lucharía durante años para la eliminación del mismo y la instalación de un complejo deportivo.

Con el paso de los años y el crecimiento de la zona industrial, daría lugar a uno de los últimos movimientos más significativos del barrio, ocasionado tras la inminente construcción de un tanatorio en Lomo Blanco. En esta ocasión, la Asociación de Vecinos Tamarán, manifestará a través de una nota de prensa, su total rechazo a las obras de instalación de un crematorio-tanatorio cercano a las viviendas y que, a su juicio, representa un problema añadido a los humos y contaminación que ya provocan las empresas industriales radicadas en el lugar, aprovechando esta nota para llamar a la concentración vecinal el 20 de junio de 2002 en las canchas municipales.

Necesidad de unión y reivindicación del papel de las asociaciones.

Las diferentes asociaciones de vecinos tanto de Las Torres Altas, como de Las Torres Bajas, continuarán con el trabajo y las reivindicaciones de mejoras del barrio, aludiendo durante todo el proceso de recuperación de datos, así como en prensa, de la necesidad de unión y compromiso de los socios y vecinos del barrio.

“La prueba está, en como están funcionando las asociaciones de vecinos, están funcionando a remolque… la única que se quedó, así un poco…bien, fuimos la de Las Torres Bajas, que tenemos un edificio de dos plantas (…), que es nuestra, de aquí del barrio (…), pero también hemos tenido muchos altibajos… el tema asociativo, ya dentro de 20 años o a lo mejor…vamos a ponerle 30, los sindicatos, movimientos asociativos y demás, van a tener que pagarle a alguien para que se lo lleve. (…) No existe regeneración, ya nos cuesta llamar a gente para componer a 5 miembros de la junta directiva, que lo marcan con obligatoriedad los estatutos, pues ya tenemos que suplicar a la gente… al final siempre los que trabajamos somos tres…”

D. Juan José Hernández Mendoza.

La transformación del barrio, no solo se producirá desde el punto de vista urbanístico, sino que también lo hará desde lo social, la gente ya no vive el barrio, es un barrio dormitorio, donde en el mejor de los casos, los nuevos vecinos viven la realidad de su comunidad. El peso de los movimientos vecinales ha fluctuado, de aquellas “concejalías” de Las Torres, a simples locales abandonado o sin apenas movimiento.

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